HOMENAJE PÓSTUMO A EDUARDO FRANCO ISAZA

jueves, 30 de julio de 2009

El legendario guerrillero liberal falleció en Bogotá


El sogamoseño Eduardo Franco Isaza, quien llegara a ser uno de los líderes de las guerrillas liberales que, entre 1949 y 1953, combatieron los abusos que en Boyacá y Casanare cometían los llamados “Chulavitas” o la policía conservadora, falleció en Bogotá en la tarde del pasado 13 de julio, a los 88 años de edad.

Por iniciativa de la Casa de la Cultura, el pasado 18 de julio, con presencia del alcalde de Sogamoso, Enrique Javier Camargo Valencia, y amigos, admiradores y familiares de Franco Isaza se le rindió un homenaje póstumo en el que afloraron recuerdos sobre la vida de este hijo de la “Ciudad del Sol”, quien como estudiante del Colegio de Boyacá (en Tunja) se destacó como deportista y defensor de las ideas liberales.

Al morir su padre en Casanare, Eduardo Franco Isaza determinó unirse a la guerrilla, en la que llegó a ser compañero de Eliseo Velásquez, reconocido combatiente contra las fuerzas del Estado en los llanos de Meta y Casanare.

Los cronistas dicen que Franco Isaza fue comandante de un grupo conocido como “Mochacá”, que peleaba en los territorios comprendidos entre los ríos Cusiana y Cravo, cerca al piedemonte, teniendo como centro de operaciones la hacienda “La Victoria”. A pesar de no contar con suficiente armamento, pero sí de un inmenso valor, lograron derrotar en varias oportunidades a los “Chulavitas”.

En su quehacer como soldado de las fuerzas liberales, estuvo bajo las órdenes de Guadalupe Salcedo, el jefe mayor de esta guerrilla, quien al conocerlo lo reconoció como “El coronel Franco”. En 1953 Franco Isaza se opuso al desarme y entrega incondicional de los guerrilleros al gobierno de Gustavo Rojas Pinilla. Su posición lo llevó a exilarse en Venezuela, en donde escribió el libro “Las guerrillas del llano”.

Acerca del guerrillero Eduardo Franco Isaza el historiador Eugenio Gómez Martínez escribió lo siguiente: “Hay una extensa literatura acerca del porqué de la lucha guerrillera. Estudiosos de ella, como el profesor Gerardo Molina, aseguran que fue “un caso de legítima defensa”. Para uno de los jefes sublevados, Eduardo Franco Isaza, se trataba de seguir la huella de los “grandes caudillos populares”, como Rafael Uribe Uribe y Jorge Eliécer Gaitán o, como escribe en su obra Las guerrillas del llano: para “hacer una revolución” a nombre del Partido Liberal porque “los godos” estaban empeñados en “barrer de Colombia con todo un principio de organización y progreso de las masas”.

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