Del Director

martes, 24 de noviembre de 2009


Sí, pero no…
Que la cultura sea una de las franjas de la bandera de un alcalde para intentar cambiar la mentalidad de una comunidad como la nuestra, tan aislada de esos menesteres, es más que plausible. Sí, aquí y en cualquier parte  los aplausos deben resonar. Esperamos que la otra franja de esa bandera, la de mejorar la parte física, haya recibido mayores aplausos.
Es innegable que el alcalde Enrique Camargo Valencia intentó hacer la tarea, pero a su estilo, sin procurar convertirla en una política cultural dentro de su plan de desarrollo. Ninguna administración anterior intentó algo parecido; por el contrario, como que estuvieron divorciadas de esas tareas, manejaron a su antojo el Consejo Municipal de Cultura. Lo curiosos es que Enrique Camargo no pudo manejar el Consejo Municipal de Cultura porque ni siquiera en los casi dos años de su mandato ese organismo se logró constituir.
El alcalde Camargo se acercó a la cultura e intentó que los sogamoseños se acercaran a sus distintas manifestaciones, pero sin empezar por donde ha debido empezar: la creación de escuelas de formación, para que desde la niñez se comenzara el cambio que quiso hacer de la salud mental y física de los sogamoseños. ¿Qué bueno que los barrios y veredas se hubiesen inundado con escuelas de formación, como algunos de los gestores se lo propusieron durante su campaña electoral, con el ánimo de darles vida y razón de ser a los salones comunales del municipio. Esa propuesta el candidato a alcalde la recibió a través del ingeniero Miguel Ángel Camacho en la sede de la Fundación Siembra,  quien con especial alborozo fue tomando nota de lo allí hablado, pero que iniciado el mandato lo hablado fue sembrado en el huerto de las promesas electoreras.
Enrique Camargo sí se acercó a la cultura e intentó acercar a los sogamoseños a ese quehacer, pero de ahí no pasó. Ofreció programas de recreación cultural, pero no estableció una política cultural, tanto que alguien se atrevió a expresar: “El alcalde Camargo ha  sido el mejor administrador que ha tenido el Teatro Sogamoso en los últimos años”.
Su compromiso con las actividades culturales, en los dos últimos meses se destiñó cuando se olvidó de cumplir lo ofrecido a los organizadores del Concurso Nacional de la “Canción por la Paz” y del Festival de Culturas de Nuestra América “Abya Yala”, eventos en los que, además, la primera autoridad del municipio se hizo presente.
Ojalá, los pesos que se les negaron a los organizadores de estos dos eventos, verdaderamente culturales, se destinaran al inicio de la recuperación física de la Casa del Corregidor (donde hoy funciona la Casa de la Cultura, el Concejo Municipal y el café Nompanín), cuyo estado de abandono no debe seguir siendo la vergüenza de la ciudad.
¿Y por qué a la Casa de la Cultura las administraciones municipales no le dan el estatus que merece? Empecemos por reconocerle la personería jurídica, aplicando los trámites legales que sean necesarios, y facilitar que quienes han luchado por mantenerla viva sigan adelante en esa empresa, a la vez que revivir la Biblioteca “Alirio Pedraza Becerra”, para brindarle otra oportunidad cultural a los sogamoseños. En conclusión, Camargo Valencia quedó en deuda con la cultura.


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