En la Nueva Eps los pacientes
llevan las de perder
Miserable, por decir lo menos, es la suerte de
los afiliados a las empresas prestadoras de salud en Sogamoso. La publicidad
que de ellas se hace por radio y televisión es un engaño, pues otro es el
calvario a que son llevados los afiliados y beneficiarios cuando por cualquier
circunstancia deben acudir a sus “servicios”.
A continuación presentamos las estaciones de uno de estos vía
crucis, como una sola muestra de lo que es ese suplicio, vivido en carne propia
por una de las tantas víctimas de la Nueva eps, empresa que se promociona como “afortunados
de ofrecer un nuevo servicio de salud”.
I Estación:
El paciente acude, afectado por severos
problemas oftalmológicos, al especialista, quien tras el examen correspondiente
formula un producto No Pos (no incluido en el Plan Obligatorio de Salud),
adjuntando la historia clínica que respalda la necesidad que al enfermo se le
suministre ese medicamento esencial.
II Estación:
Aviso que no orienta.
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Después del mediodía del día martes 13 de
octubre el paciente se dirige al Edificio Colombia, con sus años acuestas, para
adelantar los trámites requeridos para la entrega del mencionado medicamento.
El martirio comienza con el ascenso al “monte calvario” por una pesada cuesta, que son las
escaleras que dan acceso al edificio administrativo de la Nueva eps, cuya
coordinadora es la doctora Sonia Pulgarín.
El paciente solicita la ficha que le garantiza
ser atendido por el orden de llegada.
Al llamado del número que le tocó en suerte informa el por qué acude a
los servicios de esa Eps. Y tras su inquietud recibe el primer latigazo: “Las
autorizaciones se dan únicamente entre ocho de la mañana y doce meridiano. No
ve el aviso que hay allí y en efecto allí hay un aviso que no orienta nada ni a
nadie: “Horario de radicación CTC únicamente de 8:00 a.m. a 12:00 p.m., gracias”.
La funcionaria se muestra bondadosa diciéndole al paciente: “tiene que venir el
martes, hace cola y con gusto lo atendemos, y para que vaya ganando tiempo
lleve este formulario para que el médico que lo atendió lo llene y el martes
cuando venga lo trae, no se le olvide”. El documento adjunto al formulario
tiene este encabezado:” Señor Afiliado: a continuación le explicamos lo que
debe hacer para tramitar una orden médica de un procedimiento, medicamento o
insumo que no esté contemlado en el Plan Obligatorio de Salud…”, pero lo
curioso es que el documento se ocupa de informar lo que debe hacer el médico en
estos casos y al afiliado lo responsabiliza “del cuidado con que se diligencien
los documentos señalados”, cuidado del que depende que no se presenten
devoluciones o demoras injustificadas… Asunto curioso este, pues el afiliado
está obligado a saber más que el galeno para rechazar o no el formulario que éste
sabiamente debe llenar. Vainas de la tramitomanía y no de la tramitología.
El paciente sale con la cabeza gacha, cavilando sobre el significado de las
letras CTC que aparecen en el aviso y solo encuentra que CTC era la sigla de la
Confederación Colombiana de Trabajadores que dirigiera el asesinado líder
sindical José Raquel Mercado. Luego hace memoria y recuerda que tres meses atrás
la atención para este trámite era entre las 8:00 y 10:00 horas de la mañana y
entre las 2:00 y 4:00 horas de la tarde, de lunes a viernes, donde atendía una
doctora que a veces estaba de buenas pulgas y otras no.
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El frustado paciente sale con su formulario y
lo lleva al consultorio del oftalmólogo, que tiene su consultorio en el
edificio El Sol, del Parque de La Villa, para que lo llene. Allí una formal
secretaria lo atiende y le dice: “con gusto, venga el martes, si quiere bien
temprano, para que lleve el formulario debidamente diligenciado”.
III Estación:
El paciente se presenta en la tarde del miércoles
14 de octubre, porque quiso dar unas horas de ventaja para que al llegar el
formulario de marras estuviera listo. Y efectivamente lo estaba y al recibirlo de manos de la gentil
secretaria se dice: “ya con este papel, madrugo mañana y tramito la autorización
para el bendito medicamente No Pos”, y con su papel en la mano sale del
consultorio del doctor Fernández -como el jibarito de la canción con que el
animador de la televisión, Pacheco, se estrenó como cantante-, “lleno de
contento con su cargamento” de ilusiones.
IV Estación
El paciente llega al “monte calvario” hacia
las diez de la mañana del jueves 15 de octubre, recibe su ficha para hacer
turno y cuando lo llaman presenta fórmula, formulario y copias de documentos,
por si acaso se presenta algún inconveniente. Y ni mago que fuera, ¡se
presentaron! La funcionaria examina con detenimiento los papeles, mientras el
afiliado a la Nueva eps repasa el aviso y al encontrarse con las letras CTC se
atreve a preguntar: ¿y qué significa CTC? La funcionaria sin levantar la cabeza
responde: “Comité Técnico Científico”. Si estas tres palabras aparecieran en el
avisito tampoco orientarían a nadie. Sorpresivamente la funcionaria empieza a
hacer reparos sobre los documentos que están en sus manos y dice: “en el
resumen de la historia médica no está claro si el medicamento que le formulan
es el comercial o el genérico”, a lo cual el paciente pregunta: ¿Dígame señorita,
el que no haya esa precisión es culpa mía?”, y ella responde, “no, pero el
asunto es que no está claro”, dice como aceptando la reacción del hombre y
prosigue su minuciosa exploración de papeles. Segundos despues, como su hubiera
hallado la clave reina para martirizar al paciente, expresa: “En el formulario,
el médico no precisa la dosificación del medicamento, por lo cual me resulta
necesario devolverle el formulario para que el oftalmólogo lo corrija y aclare”.
“Un momento, señorita, y si es falla del médico por qué el paciente tiene que
pagar los platos rotos, ¿por qué no le indican a los médicos la forma precisa
como deben llenar ess formularios?, yo no creo que el médico se haya
equivocado, o es que el médico es un bruto”, termina preguntando el ya alterado
tramitador, tomando un lapicero y encerrando con un círculo el punto donde el
oftalmólogo indicó la dosificación del medicamenteo y vuelve a preguntar: “¿Es
que el médico es un bruto, que no sabe de dosificaciones del producto?” y la
funcionara apenas acierta a decir “parece que sí; pero tengo que devolver el
formulario para que el médico haga las precisiones”.
V Estación:
Con la cola entre las piernas, el paciente
sale raudo hacia el consultorio del oftalmólogo buscando remedio para las
observaciones de la funcionaria. Allí lo recibe la gentil secretaria, quien se
sorprende de los reparos hechos. Son las doce del día. Ella consigue a su jefe
por celular y le informa lo acontecido, tras lo cual solicita dejar el
formulario para que el doctor Fernández atienda las exigencias de la tramitomanía.
Por fortuna el paciente pudo ser atendido ese día, pues al día siguiente el médico
entraría a disfrutar de un periodo de vacaciones.
VI Estación
El viernes 16 de octubre llueve intensamente
sobre la ciudad. El paciente regresa al consultorio del médico Fernández y allí
encuentra el formulario con la claridad exigida por los tramitómanos de la
Nueva eps, e inmediatamente se dirige al “monte calvario” situado en el segundo
piso del Edificio Colombia. Son las 10:15 de la mañana, con su ficha de turno
en mano toma lugar en la sala de espera. Tras varios minutos, ¡milagro!, una de
las funcionarias llama al martir, sin que por la ficha sea su turno, para
atenderlo. Le pide los papeles y empieza a revisarlos, de pronto como que
encuentra oportunidad para devolver el formulario, pero se frena y hace que el
paciente nuevamente tome asiento en la sala de espera. La demora en que éste volvió a ser llamado le dio tiempo a éste para escribir el siguiente breve
poema que tituló “Protesta”, tenieniendo como destinataria a la doctora Sonia
Pulgarín, coordinadora de la Nueva eps en Sogamoso:
Cada día la muerte asoma sus fauces
llega vestida con nombres rimbombantes
Nueva eps, Saludcoop, seguridad social
sus almas como sus corazones son yertos
mientras la fila de los sentenciados crece
sometidos al arbitrio de funcionarios
indolentes
haciendo más penoso el curso de papeles
a cada petición esgrimen razones
insolentes.
Así la vida de los pacientes se escabulle
en trámites
en ires y venires, para llevarlos a la
muerte.
¡En mi patria la salud no tiene precio!
Al momento de pedir una cita se inicia el calvario en la Nueva
EPS.
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Transcurridos largos minutos, la empleada
llama al paciente para entregarle la autorización para reclamar el medicamento
No Pos. Antes de abandonar el “monte calvario”, el mismo paciente indaga a la
funcionaria si con essa autorización puede ir directamente a la farmacia a
solicitar la entrega del medicamento o tiene que ir a que le transcriban la fórmula
y ella responde: “No, vaya directamente a la farmacia, que sin ningún problema
le entregarán la droga”. Con el alma animada el paciente sale orondo rumbo a la
farmacia de la Nueva eps, frente al Palacio de Justicia.
VII Estación:
Faltan diez minutos para las 12 del día, la
hora en que la farmacia suspende la atención al público- El paciente saluda y
presenta la autorización que lleva para que le entreguen el esquivo
medicamento. La empleada que atiende el dispensario procede al lleno de los
papeles para hacer la entrega cuando… “No señor, no le puedo entregar el
medicamento porque tiene que ir a la sede de la Nueva eps, de la carrera 10ª
para que le transcriban la fórmula”. Como alma que lleva el diablo, el paciente
con la velocidad que le permiten sus gastadas piernas, recorre la media cuadra
que distancia las dos sedes y allí encuentra, por fortuna, a una doctora
encargada ahora de la tarea de transcribir fórmulas. Con la nueva fórmula, el
afligido paciente hace que sus pies vuelen y llega a la farmacia donde la
empleada está cerrando la puerta, porque ya es hora de irse almorzar, pero ella
gentilmente lo atiende y termina el trámite para entregar la deseada medicina.
Así termina este penoso vía crucis, el mismo que a diario decenas de hombres y
mujeres, enfermos de todas las condiciones, campesinos sin capacidad de
defensa, realizan para intentar alargarle a su vida unos años más.
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Cómo hacer menos penoso el calvario
Tras haber concluido la nada fácil faena, el
paciente hace estas preguntas a los tramitómanos de la Nueva Eps:
1. ¿Por qué no proveen a los médicos generales
y especialistas de formularios para tramitar los servicios no incluidos en el
POS?
2.- ¿Por qué no instruyen a los médicos generales
y especilistas sobre cómo llenar esos formularios?
3.- ¿Por qué no instruir o capacitar a los médicos
generales y especialistas que deben incluir en el resumen de la história clínica
que debe acompañar a los formularios de marras?
4.- ¿Por qué no instalar una batería de baños
en el “monte calvario” del edificio Colombia para el servicio de los pacientes
-hombres y mujeres- que deben permanecer bastante tiempo en la sala de espera?
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