Sí,
pero no…
Que la
cultura sea una de las franjas de la bandera de un alcalde para intentar
cambiar la mentalidad de una comunidad como la nuestra, tan aislada de esos
menesteres, es más que plausible. Sí, aquí y en cualquier parte los aplausos deben resonar. Esperamos
que la otra franja de esa bandera, la de mejorar la parte física, haya recibido
mayores aplausos.
Es innegable
que el alcalde Enrique Camargo Valencia intentó hacer la tarea, pero a su
estilo, sin procurar convertirla en una política cultural dentro de su plan de
desarrollo. Ninguna administración anterior intentó algo parecido; por el
contrario, como que estuvieron divorciadas de esas tareas, manejaron a su
antojo el Consejo Municipal de Cultura. Lo curiosos es que Enrique Camargo no
pudo manejar el Consejo Municipal de Cultura porque ni siquiera en los casi dos
años de su mandato ese organismo se logró constituir.
El alcalde
Camargo se acercó a la cultura e intentó que los sogamoseños se acercaran a sus
distintas manifestaciones, pero sin empezar por donde ha debido empezar: la
creación de escuelas de formación, para que desde la niñez se comenzara el cambio
que quiso hacer de la salud mental y física de los sogamoseños. ¿Qué bueno que
los barrios y veredas se hubiesen inundado con escuelas de formación, como
algunos de los gestores se lo propusieron durante su campaña electoral, con el ánimo
de darles vida y razón de ser a los salones comunales del municipio. Esa
propuesta el candidato a alcalde la recibió a través del ingeniero Miguel Ángel
Camacho en la sede de la Fundación Siembra, quien con especial alborozo fue tomando nota de lo allí
hablado, pero que iniciado el mandato lo hablado fue sembrado en el huerto de
las promesas electoreras.
Enrique
Camargo sí se acercó a la cultura e intentó acercar a los sogamoseños a ese
quehacer, pero de ahí no pasó. Ofreció programas de recreación cultural, pero
no estableció una política cultural, tanto que alguien se atrevió a expresar: “El
alcalde Camargo ha sido el mejor
administrador que ha tenido el Teatro Sogamoso en los últimos años”.
Su
compromiso con las actividades culturales, en los dos últimos meses se destiñó
cuando se olvidó de cumplir lo ofrecido a los organizadores del Concurso
Nacional de la “Canción por la Paz” y del Festival de Culturas de Nuestra América
“Abya Yala”, eventos en los que, además, la primera autoridad del municipio se
hizo presente.
Ojalá, los
pesos que se les negaron a los organizadores de estos dos eventos, verdaderamente
culturales, se destinaran al inicio de la recuperación física de la Casa del
Corregidor (donde hoy funciona la Casa de la Cultura, el Concejo Municipal y el
café Nompanín), cuyo estado de abandono no debe seguir siendo la vergüenza de
la ciudad.
¿Y por qué a
la Casa de la Cultura las administraciones municipales no le dan el estatus que
merece? Empecemos por reconocerle la personería jurídica, aplicando los trámites
legales que sean necesarios, y facilitar que quienes han luchado por mantenerla
viva sigan adelante en esa empresa, a la vez que revivir la Biblioteca “Alirio
Pedraza Becerra”, para brindarle otra oportunidad cultural a los sogamoseños.
En conclusión, Camargo Valencia quedó en deuda con la cultura.
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